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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
Evolución de la literatura científica Entre finales del siglo XIV y principios del XV, se observó la evolución de la literatura científica, desde la herboristería (en cuanto a la simple descripción de los efectos de las plantas medicinales), hacia la construcción de las bases de un sistema botánico científico. De esta forma, en 1530 Otto Brunfels publicó su obra herbarium Vivae Icones, que ilustran magníficamente plantas de la región de Estrasburgo. A su vez, el médico alemán Leonard Fuchs (1501-66), que fue profesor de medicina en Tubinga, publicó Stirpium Hitoria (1542), ilustrando los nombres griegos por orden alfabético; el género Fuchsia se ha denominado así en su honor. En 1539 Hieronymus Bock (Tragus), describe en su obra New Kreutterbuch plantas herbáceas, arbustos y árboles clasificados de acuerdo con sus similitudes anatómicas. En 1583, el médico y botánico italiano Andrea Cesalpino (1519-1603), profesor de la Universidad de Pisa, publicó la gran obra De plantis libri XVI, donde se describe una clasificación de las plantas, e incluso su multiplicación y nutrición. La revolución de Paracelso en las ciencias de curar En el siglo XVI se aumentó el arsenal de medicamentos, oriundos la mayor parte de los reinos vegetal y animal, con muchas drogas procedentes del reino mineral, entre ellas las derivadas del mercurio, antimonio, arsénico, zinc, cobre, potasa, sosa y hierro, merced a la revolución operada por Paracelso en las ciencias de curar. Paracelso (Paracelsus, 1493-1541), médico y alquimista holandés cuyo verdadero nombre era Philipp Theophrast von Hohenheim, fue el primero en valorar los nuevos descubrimientos, su personalidad y su obra superaron con mucho los límites de la Edad Media. Estudió en diversas universidades italianas y sirvió como médico militar en Venecia. Viajó luego por Europa y Oriente Medio, instalándose finalmente en Estrasburgo.
Paracelso se demostró como un adelantado a su tiempo; se le considera un precursor de la farmacología El éxito del tratamiento por él administrado a J. Froben, editor y humanista de Basilea amigo de Erasmo, le valió ser nombrado médico municipal y profesor de medicina de dicha ciudad. Tuvo de la medicina una concepción química y biológica muy anticipada; por los remedios que introdujo se le considera un precursor de la farmacología. Describe los efectos de estos remedios en su Paramirum. La medicina de entonces aún seguía bajo la influencia de la teoría de los humores de Hipócrates, de la alquimia, e incluso del charlatanismo. Paracelso defendió una postura contraria a todo este influjo, redescubriendo la medicina popular con buen sentido. Sus fórmulas médicas eran eficaces por muy sencillas que fueren. Se interesó en dar prioridad a la medicina por medio de plantas, y por los efectos curativos de las aguas minerales. Paracelso fue el primero en introducir la química en la terapéutica, mediante el empleo de numerosos compuestos. Fue un reformador de la medicina, gran conocedor de las plantas medicinales. Se puede considerar que fue fundador de la quimioterapia. Durante su estancia en Estrasburgo concluyó su Herbario (Herbarius o Krauterbuch), una de sus obras más importantes, aunque también cabe destacar Gran cirugía, que ejerció considerable influencia; también fueron numerosas las ediciones del Archidoxis, manual de química paracélsica, que vieron la luz en las décadas que siguieron a su muerte. Los padres de la farmacognosia El mérito en el conocimiento de las drogas vegetales se debe a los padres de la farmacognosia. Valerius Cordus, de Erfurt (1515-1544) escribió varios tratados de herboristería donde se describen nuevas drogas americanas; Nicolás Monardes, de Sevilla (1493-1578), en su obra Schoenocaulon, describe también especies de ultramar; el célebre botánico francés Charles de l'Ecluse, también confeccionó formularios y artículos donde se describen efectos sobre determinados remedios. En esta época se publica en Florencia la primera farmacopea oficial: Antidotarium Florentinum, consistente en una lista de remedios y preparados medicinales. El herbario de Mattioli El más famoso de todos los herbarios es el que escribió el italiano Pierre André Mattioli (1501-1577) en 1544, consistente en una colección de todos los conocimientos del siglo XVI sobre plantas medicinales locales y foráneas; constituye una especie de transición entre las recopilaciones de Dioscórides y los tratados científicos sobre botánica. En 20 años se vendieron 32.000 ejemplares de su obra, convirtiéndolo en un verdadero "best-seller" del siglo XVI. Su éxito lo prueba las numerosas ediciones en Alemania, Italia y Bohemia.
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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
Las escuelas La Alquimia pasó de los Estados musulmanes a los cristianos, donde contó con fanáticos adeptos, figurando entre los que se especializaron en Farmacia: Gentilis de Foligno, Saladino de Ascolo, Ardinino de Pésaro, Basilio Valentín, y en épocas mucho más próximas (sglo XVI), Paracelso y Vant helmont. Esta conjunción de estudios llevados a cabo por árabes y cristianos, estableció una colaboración que dio por resultado la creación de importantísimas escuelas durante el siglo XI, entre las que descollaron las de Montpellier y Salerno. En la primera brillaron Clusius, Bahuin, Delechamp, Lobel, etc. En la segunda, Patrocellus, Gariopontus, Trotulla (siglo XI), y algunos otros de menos nombradía. Quizá en los imperios musulmanes estuvo en mejores condiciones el ejercicio de la profesión, pero en las naciones cristianas, estaba ésta en manos de especieros que apenas poseían rudimentos de lo que eran drogas. La situación mejoró cuando Federico II tomó bajo su protección la Escuela de Salerno, legislando sobre el ejercicio de la farmacia, cuyos aspirantes habían de probar su competencia ante la Facultad de Medicina, sometiéndose luego para la práctica de aquélla a un Código oficial denominado Antidotarium Nicolai. La escuela de Salerno se convertiría más tarde en un auténtico modelo para las universidades que le sucedieron. Constantin, de origen cartaginés, tradujo los escritos árabes. El tratado Antidotarium Salernitatum, escrito por Nicolus Praepositus, tuvo gran aceptación; pero fue la amplia obra Regimen Sanitatis Salernitatum sobre plantas medicinales, a la que debe la escuela de Salerno su universal celebridad. Sin embargo, en aquellas épocas el saber se concretaba a las comarcas donde las escuelas radicaban, y algunas ciudades donde se establecían los graduados; en las poblaciones rurales se imponía por contra el azote de la incultura. La Escuela de Montpellier fue fundada por los seguidores de la Escuela de Salerno, tras su declive, conducidos por Arnaud de Villeneuve (1235-1311). Aunque esta escuela no alcanzó la misma celebridad que la de Salerno, sí contribuyó a reunir insignes médicos, como el cirujano Guy de Chauliac, que curó la ceguera del rey de Bohemia, Jean de Luxembourg. La función de la medicina monástica A finales del siglo XII, la medicina laica trajo consigo el declive de la medicina llamada monástica; ésta se había caracterizado por la recopilación de escritos en los que se referían las virtudes medicinales de las plantas. El decreto de Carlomagno (768-814), célebre capitular De villis, contribuyó notablemente a impulsar el desarrollo de la medicina popular, al ordenar oficialmente a conventos y grandes explotadores el cultivo de plantas medicinales, hortalizas y determinados árboles y flores. La medicina monástica cumplió una función inestimable guardando las tradiciones de las enseñanzas médicas. Los periodos inciertos de la herboristería La herboristería pasó un ingrato periodo a partir de finales del siglo XII. Las antiguas enseñanzas no se difundían; las ciencias naturales y la observación directa eran objeto de atención de muy pocos; el comercio de las drogas y medicamentos pasaba en esa época por Alejandría, Oriente, Venecia y Florencia. No obstante, destacó un importante personaje: Alberto Magno (1193-1280), botánico y médico escolástico, obispo de Ratisbona, que dejó escritos seis libros sobre la medicina de las plantas. A la Escuela de Salerno siguió la de Nápoles, protegida por Roger I, el cual separó los droguistas o especieros de los farmacéuticos. Los primeros se denominaron stationarii y los otros, confectionarii. Los segundos particularmente estaban bajo la tutela e inspección de los Colegios de Medicina, ante los cuales habían de probar sus aptitudes. Se observaba parecida línea de conducta en Francia y en los Estados cristianos españoles, donde comenzaron a constituirse las primeras asociaciones gremiales de boticarios en el siglo XIII. Acontecimientos que impulsaron la herboristería En la primera mitad del siglo XIV, Simón de Genes y Mattaeus Sylvaticus facilitaron en gran medida la tarea de los herboristas que les sucedieron, al revisar y relacionar nombres botánicos árabes y griegos con los latinos. Fue en esta época cuando se produjeron acontecimientos trascendentales que venían a complementar la ampliación de conocimientos en el campo de la ciencia botánica, tales como la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg en 1450, que dio un salto de gigante a los medios para la difusión del conocimiento; y el descubrimiento de América en 1492. Gracias a ello, multitud de herbarios fueron impresos, facilitando la importación a Europa de numerosas drogas nuevas.
Johannes Gutenberg, inventor de la imprenta, dio un salto de gigante a los medios para la difusión del conocimiento [Biografía] Mucho antes, la necesidad de contar con una obra que tratara sobre la cura y empleo de remedios vegetales, se dejaba sentir en los medios populares. En 1484 hizo su aparición el herbario de Maguncia (Herbarius maguntinae impressus), que a pesar de ser una obra de autor desconocido tuvo un éxito notable. Describe las drogas que se vendían en las boticas con ilustraciones de modelos reales. Se publicó repetidamente en Alemania, Holanda, Venecia, Vicenza y Padua. Otra obra aún más importante, el Hortus sanitatis (jardín de la salud) nació a raíz del gran éxito del herbario de Maguncia.
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2017年09月23日
Miss Chen
La medicina romana En la Roma primitiva, la medicina era ejercida por los esclavos, muchos de los cuales no dejaban de tener relativa cultura; la preparación de los medicamentos en particular estaba casi exclusivamente encomendada a los mismos. Esto no quiere decir que no intervinieran otras personas de más alta categoría, pues los médicos más eminentes eran griegos salidos de su país en busca de mejor fortuna. Dos siglos antes de la era cristiana, se disputaron la hegemonía en el arte de curar, dos sistemas: el de la terapéutica violenta, con complicados polifármacos, creado por Archagatus, y el de los simples suaves, con Asclepiades. A mediados del siglo I a.C., Tenison de Laodicea fundó la llamada Escuela metodista y Aurelio Celso reunió años después cuanto se sabía de estas escuelas y sistemas en su Tratado de Medicina, cuyos cuatro libros últimos están dedicados a la Farmacia (o preparación de medicamentos) y a la Cirugía. La farmacología de Celso no honra ni mucho menos los conocimientos de aquellas épocas respecto a los mismos. Es un conjunto de combinaciones sin orden ni concierto, entre cuyos componentes figuran las entrañas más repugnantes de ciertos animales, mezcladas con sustancias innombrables. En la Roma de los emperadores la Farmacia fue degenerando todavía más, pues se entró de lleno en la época que se daba más importancia a los venenos, que a los medicamentos curativos. Nerón tenía a su médico Andrómaco para que le preparara una triaca con la que confiaba ponerse a cubierto de cuantos tóxicos pudieran propinarle, y de otra parte, tenía a Locusta, que le proporcionaba ponzoñas para librarse de todas aquellas personas cuya vida le era un estorbo. Nerón era el símbolo de la sociedad romana de sus tiempos. Plinio fue más un recopilador que un creador, y no hizo adelantar apenas las ciencias de curar. En cambio, Claudio Galeno hizo dar un definitivo paso a la Medicina y a la Farmacia, hasta el punto que se le considera como uno de los fundadores de ésta. Dividió definitivamente los medicamentos en dos grandes grupos: en uno de ellos puso los que son resultado exclusivo de las manipulaciones que se practican sobre los materiales medicamentosos, para distinguirlos de los formados por reacciones que entran en el exclusivo dominio de la Química. A la primera, que es la genuina Farmacia, se le denomina aún en la actualidad Farmacia galénica.
Claudio Galeno le hizo dar a las ciencias de curar un paso definitivo, hasta el punto que se le considera uno de los fundadores de la farmacia En la Escuela de Alejandría se continuó cultivando la farmacia, siguiendo las normas en ella tradicionales, pero sin aportar novedad alguna digna de encomio. Se distinguieron Oribaso (360), Accio de Amida, Alejandro de Tralles y pablo de Egino. Sin embargo, el verdadero punto de partida de la Farmacia como ciencia autónoma, separada de la Medicina, fue entre los nestorianos. Estos fundaron la Escuela Médica de Dzenoudisabur en el Kouzistan, y Sabor-Ebn-Sabel ordenó la recopilación de las fórmulas que gozaban de más justa fama, en un Código oficial que se denominó Krabadin. Esta fue la primera farmacopea oficial, atribuida erróneamente a los árabes. La medicina árabe Lo árabes continuaron la obra de los nestorianos, fundando en Bagdad la primera escuela de Farmacia a la que pronto siguieron otras tan importantes como aquellas. Las enseñanzas versaron al principio sobre la Botánica, pero después se juntaron a las mismas las de Química, particularmente cuando la Alquimia se fue desarrollando. Se estableció en todo el califato una legislación especial para la profesión farmacéutica, en relación con la importancia que se daba a ésta por su misión y los estudios que era preciso aprobar para poder ejercerla. Los autores sobre cuyas obras fundamentaron los árabes sus lecciones, fueron Dioscórides para la materia médica y Galeno para la farmacología. En la Química fueron bastante más originales; entre los nuevos materiales que emplearon para la preparación de medicamentos, figuraron los tamarindos, ruibarbo, sen, maná y, sobre todo, el azúcar, con el cual elaboraron los primeros jarabes. La medicina farmacéutica de los musulmanes se distinguió por una complicación extraordinaria en las respectivas fórmulas. Sin embargo, el principal mérito de los farmacéuticos árabes consistió en el adelanto que supieron imprimir a las operaciones de laboratorio, cuyo inmediato resultado fue la Alquimia, madre de la moderna Química. Resurgió con ellos el arte de la destilación, olvidado desde remotos tiempos, pues lo habían empleado los antiguos egipcios y los propios griegos. El resultado inmediato de este nuevo procedimiento fue la preparación del alcohol y de las aguas destiladas, particularmente de rosas, a la que concedían gran importancia terapéutica.
Una edición del célebre Canon de Avicena de 1632, donde se puede observar a un médico tomando el pulso Entre los farmacéuticos notables que descollaron a partir del siglo VII, época en que se inauguró este renacimiento de la cultura antigua, interrumpida por la decadencia de Roma y la invasión de los bárbaros, figuran entre los árabes: Massah Jasaral-Soli, más conocido por el nombre de Geber; Razes (siglo X), uno de los primeros de las bebidas fermentadas del género de la cerveza, que aplicó antes que nada a las formas farmacéuticas; Mesue, autor de una farmacopea; Abul-Hassan-Heboto Tolmid, autor de otra, que por las mismas fechas substituyó a las anticuadísimas obras de Serapión y de Avicena, muerto algún tiempo antes y a quien se debe el célebre Canon; Avenzoar, y el propio Averroes, por más que éste fue mejor un polígrafo que dedicó toda su actividad a las principales ramas del humano saber a la sazón cultivados.
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2017年09月23日
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Las ciencias de curar en la antigua Grecia En la Grecia heroica aparecen las ciencias de curar encerradas en los templos, en los cuales colgaban sus exvotos los enfermos que habían conseguido curación. La medicina se servía de fórmulas mágicas, conjuros y otros procedimientos que actualmente quizá se llamarían metapsíquicos, pero no obstante, en muchísimos casos se acudía también a los medicamentos. Pocas noticias ciertas han llegado de los empleados, por más que en las obras de homero se citan la aristoloquia, la centaura menor y sobre todo las aguas minero-medicinales. Orfeo, Melampo y Chiron aparecen como médicos. Las sectas filosóficas que precedieron a Sócrates, formadas por Thales, Empedocles Demócrito, Pitágoras, sacaron a las ciencias de curar fuera de los recintos hieráticos, preparando la llegada de Hipócrates que inauguró una nueva era para las mismas.
Relieve de un exvoto en un santuario de Epidauro Se sabe que existían boticas en la antigua Grecia, basándose los ayudantes de los médicos, a cuyo cargo corrían las mismas, para la preparación de los medicamentos, en una especie de código o Farmacopea. Quizá la administración pública tuviera intervención en las mismas, pero como dependían tan directamente de los médicos, aquélla sería en todo caso muy relativa. Hipócrates sistematizó los grupos de medicamentos, dividiéndolos en purgantes, narcóticos y febrífugos. Los sudoríficos de acción directa no se empleaban, para prepararlos se usaban simples vegetales y minerales y algunas sales de naturaleza inorgánica. Las formas farmacéuticas eran numerosísimas, pero sin los jarabes, que no se emplearon hasta que siglos más adelante los árabes los dieron a conocer. Platón y Aristóteles se ocuparon del estudio de los materiales farmacéuticos más que de los medicamentos propiamente tales. Sin embargo, no sentaron nada nuevo respecto a los mismos, limitándose a comentar y ordenar las noticias que de ellos se tenían. Teofrasto, en su Historia de las plantas, tampoco hizo adelantar ningún paso decisivo a la ciencia o arte farmacéutico. No sucedió lo mismo en Alejandría, donde radicaba el núcleo más importante de la cultura egipcia.
Hipócrates inauguró una nueva era en las ciencias de curar [Biografía] Se distinguieron Erasistrato, Eudemus, Mantias y Zenón de Laodicea. El primero se singularizó por el empleo de los simples vegetales, en medicaciones sencillísimas de infusos y cocimientos; pero en realidad, los cuatro fueron más bien entendidos médicos y anatómicos que especializados en farmacia. En cambio, Apolonio Mys escribió un Tratado sobre los ungüentos, y Andreas de Caryota, otro de Materia médica, titulado Narte. Más tarde, aquel prolijo conjunto de conocimientos que integraban la medicina no pudo persistir sin peligro de confusiones, y se formaron tres ramas: la medicina propiamente tal, la cirugía y la farmacéutica. No quiere decir esta última denominación que tuviese la misma relación con la farmacia tal como después se la consideró, sino que pertenecían a un grupo los facultativos que prescindiendo de todo sistema dogmático y haciendo caso omiso de la psicología y anatomía, apreciaban por los síntomas y combatían mediante los medicamentos en oposición con los dietéticos. De ella se derivó la escuela empírica, con Filino de Cos y Serapión, inaugurando los preparados polifarmacos. Estos se idearon para curar y prevenir cuantas enfermedades pudieran presentarse, con las complicaciones dimanantes de las mismas inclusive. Las fórmulas de los respectivos preparados llegaron a ser complicadísimas, distinguiéndose como profesores de tal escuela, Apolonio de Antioquía, Heraclio de Tarento, Zofiro, Antioco Filometor, Artemisa de Caria, Mitrídates del Ponto y Nicandro, con sus poemas a la Triaca y a los Alexifarmacos. La era turbulenta que el mundo atravesaba ponía en sobresalto los ánimos de los monarcas y personas poderosas, temiendo unos y otros constantemente perecer envenenados. Todas ellas protegían a los médicos para que inventaran contravenenos y preservativos de las ponzoñas. De estas circunstancias nacieron las triacas, llevando algunas, como la célebre de Mitrídates, el nombre del interesado protector, aunque no fuera propiamente él mismo quien la preparara.
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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
La farmacología india Lambién en la India los brahmanes primero y los sacerdotes de Buda después, ejercieron la medicina y la farmacia en conjunto. Susruta (siglo IV d.C.) menciona 760 plantas medicinales, entre ellas muchas tropicales, que no se introdujeron en Europa sino muchos siglos después. En las formas farmacéuticas figuran ungüentos, infusos, maceratos, electuarios, etc. El beleño y el cáñamo índico se empleaban como anestésicos en las operaciones quirúrgicas. El bhang, un estupefaciente a base de cáñamo, resultaba conocido para los antiguos arios. Susruta escribió sobre el cáñamo indio, cannabis y beleño, para inducir la anestesia, y sobre antídotos muy eficaces para las picaduras de serpientes venenosas. El primer tranquilizante moderno, fue un antiguo fármaco derivado de la raíz de la planta Rauwolfia serpentina. El manual de medicina de Vagbhata ya presenta una especie de narcótico, y el llamado manuscrito de Bower incluye un cántico sobre los efectos medicinales del ajo. La cirugía estaba muy adelantada, lo cual supone el uso de tablillas, vendajes y quizá antisépticos. Prolongar la vida humana era un objetivo primordial de la antigua medicina india. Para ello, la ciencia médica se esforzaba en el máximo conocimiento de los productos medicinales (upaj). Los remedios utilizados eran de origen vegetal principalmente. El cultivo de las plantas medicinales estaba legislado mediante las ordenanzas del rey budista Asoka (siglo III a.C.).
En la India, ya en el siglo III a.C., el cultivo de las plantas medicinales era una actividad regulada Los antiguos textos sagrados de la India establecían verdaderos rituales sobre la recolección de las plantas medicinales; un ejemplo extraído de uno de ellos: "solo serán recolectadas por un hombre puro y religioso, que antes habrá ayunado como es debido. Las plantas frescas producen los mayores efectos. Sólo se las recogerá en los lugares de difícil acceso para el hombre, en suelo fértil, con una favorable evacuación para las aguas, donde no haya ni templos ni lugares sagrados, ni tampoco cementerios. La propia planta deberá estar bien enraizada, alimentada de agua; según la hora lo mismo estará expuesta al sol que protegida por la sombra y orientada al Norte". Muchas drogas procedentes de la india son hoy día irremplazables en medicina, figurando en los formularios de todos los países occidentales. Algunos de estos productos son especies tan conocidas como la pimienta, jengibre, alcaravea, clavo, nuez moscada, resina de Benjuí, cáñamo, aceite de ricino, áloe, y un largo etcétera. La variada materia médica china La materia médica de la antigua China era variadísima; además de la acupuntura, inventada y ampliamente aplicada en China, la farmacología constituía lo más importante de la antigua medicina china. Comprendía productos vegetales como el jengibre, acónito, raíz de granado, ruibarbo, opio, etc., y minerales como el mercurio, azufre y arsénico. Las formas farmacéuticas eran también muy variadas, exceptuando, sin embargo, los jarabes y melitos.
Entre su variada materia médica, La farmacología y la acupuntura constituían lo más importante de la medicina china La obra de farmacología china más antigua es el compendio titulado Pen tsao kang-mou, no concluido en su forma definitiva; está atribuido a una codificación ordenada por el emperador Shemmeng, 2697 años a.C. y publicado hacia 1597. Contiene 8160 fórmulas, que se preparaban a base de 1871 sustancias, principalmente vegetales, aunque también drogas de origen animal; este formulario nunca fue superado por ningún otro pueblo. Esta obra iba componiéndose con el transcurso de los siglos, basándose en la creencia de que los remedios para cualquier mal se encontraban ocultos en la naturaleza. De esta forma, integraban la lista no sólo los remedios activos, sino también sustancias desconocidas o no estudiadas, a las cuales le asignaban un remedio todavía por descubrir, pero que en base a sus creencias debería existir. Ejemplo de lo comentado, era la raíz mágica del Ginseng (Panax ginseng), cuyos efectos medicinales se hallaban todavía por demostrar, y que los europeos llegaron a valorar como una droga milagrosa, capaz de curarlo todo. Los chinos han aportado muchas plantas y remedios a la medicina moderna; ejemplo de ello es el alcanfor, la efedrina, el ginseng, el té, el ruibarbo, etc. La medicina china también empleaba plantas y minerales conocidos en la medicina occidental, como el acónito (obtención de la aconitina), raíz del granado, arsénico, hierro, azufre o mercurio. 1000 años a.C. ya aparecen como remedio para la disentería y diarrea el látex del opio; el cual comenzó a fumarse solamente durante el reinado del último emperador de la dinastía Ming (siglo XVI), tras ser prohibido el consumo de bebidas alcohólicas. Los antiguos formularios chinos resultan incomprensibles desde la perspectiva occidental, cuando recurren a órganos de animales y secreciones humanas, y sin embargo sea un pueblo que posee la vacuna antivariólica desde hace siglos; ejemplo de esta contradicción son las recetas a base de babas de sapo, cuerno de ciervo, pelo de tigre, carne de serpiente, etc. contenidos en dichos formularios, junto a otras de origen vegetal, que por el contrario no admiten hoy día dudas de su eficacia.
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Miss Chen
2017年09月23日
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La evolución de la farmacia La ciencia de elegir los materiales primarios respectivos y preparar con ellos los medicamentos, se remonta a la época romana. El proceso de la obtención de los mismos era bastante complicado, interviniendo varios grupos de profesionales. Los herbarii se dedicaban a la recolección de los materiales medicamentosos del reino vegetal; los splasiarii vendían las drogas para los medicamentos, pintura, perfumería y tintorería; los farmacotribes quebrantaban y mezclaban las drogas entre sí, pero no las aplicaban; los almacenes de medicamentos, considerados éstos desde la general acepción de remedios y venenos (medicamentun), se denominaban Apotheca. Los fharmacopolas vendían medicamentos que no habían preparado, dividiéndose en dos grupos según ejercieran su industria en forma ambulante (circulatores) o en puestos fijos (selludarii); los farmacopeus eran los vendedores de venenos, y los farmaceutce, los médicos que trataban las enfermedades por el uso de medicamentos, ejerciendo la llamada medicina medicamentosa. Todos estos vocablos se derivan a su vez etimológicamente de la voz griega Medicamento, y después por corrupción y adaptación consiguiente han dado lugar al nombre genérico de Farmacia. La Farmacia ha sufrido un larguísimo ciclo evolutivo antes de formar una ciencia autónoma y completamente desligada de las profesiones, técnicas unas y empíricas las restantes, con las cuales formaba un conjunto más o menos armónico. Tiene poca importancia el hecho de que formara parte de la medicina en los tiempos remotos, si a tal circunstancia se hubiera de dar capital valor; ninguna ciencia vio la primera luz aisladamente con propia personalidad y particulares características. Ambas se consideraban en los antiquísimos Imperios como artes sagradas y estaban bajo el secreto de hieráticas instituciones. Los papiros hieráticos Las materias médicas de la antigua civilización egipcia y su experiencia en las ciencias de curar, nos han sido dadas a conocer gracias a los papiros hieráticos. El más valioso de ellos es el de Smith (primera mitad del siglo XVII a.C.), copia de otro más antiguo (2980-2700 a.C.), denominado papiro quirúrgico Edwin Smith. Por su parte, en el papiro de Ebers, que se remonta a más de 1500 años a.C., existen multitud de fórmulas que le dan aspecto de ser una codificación de las mismas, o sea una recopilación de documentos desaparecidos de fechas mucho más anteriores. En ellas se encuentran mencionados simples vegetales como el cólquico, la escila, la genciana y productos de naturaleza inorgánica como las sales de plomo y de cobre. Entre las formas farmacéuticas figuran cataplasmas, con harinas de dátiles, de trigo, salvado, etc.; ungüentos con grasas que hoy parecerían extravagantes, de león, hipopótamo, serpiente, cocodrilo, y ciertos preparados como los aceites de opio y de castor. Para los embalsamamientos se mencionan el cloruro y el carbonato sódico. Otros textos hieráticos, también próximos en el tiempo al de Smith, son el papiro ginecológico de Kahun y Gurob. Existen otros escritos o recetarios, pero que simplemente constituyen colecciones de recetas que los alumnos copiaban en las escuelas de medicina. La mágicas recetas egipcias La magia no estaba ausente en muchas de las recetas egipcias. Se recurría a unas 400 materias primas que probablemente formaban parte de la farmacopea egipcia. Un grupo estaba formado por sustancias de origen animal: carne, leche, sangre, huevos, orina, excrementos...; otro grupo por sustancias de origen vegetal, árboles y plantas: granado, olivo, palmera, cedro, higuera, ajo, cebolla, eneldo, cilantro, loto, ricino, adormidera..., de las cuales se utilizaban hojas, flores, raíces, frutos, resinas, aceites, madera, jugos, cenizas, humo...; el tercer grupo lo formaban los minerales: plomo, alabastro, antimonio, arenisca, sal, arcilla, etc. Las referencias de Homero al arte con que los egipcios componían drogas, inducen a relacionar Química con Chemi (tierra negra), nombre antiquísimo del Egipto, donde la ciencia era designada con la denominación de arte negro. En las regiones sumerias y orientales, las ciencias químicas naturales habían alcanzado en remotísimos tiempos un grado de adelanto no sospechado hasta épocas relativamente recientes. Los asirios, según Jastrow, conocieron más de 100 drogas que dividieron en dos grandes grupos de orgánicas e inorgánicas, atendiendo a su procedencia. A. Boissien cita otra lista, existente en el Museo Británico, en la cual aparecen bastantes formas farmacéuticas, preparadas muchas de ellas con el vino de dátiles. El formulario terapéutico mesopotámico El formulario terapéutico mesopotámico, nos es conocido gracias a las tablillas en escritura cunciforme con listas de drogas cuidadosamente redactadas en tiempos de los sumerios. La medicina babilónica empleaba sustancias principalmente de origen vegetal. El rey de Babilonia Mardukapalidine II (772-710 a.C.) mandó construir un jardín donde se cultivaban 64 especies de plantas medicinales, entre las que había algunas drogas de especial eficacia como el beleño, eléboro, mandrágora, cáñamo, adormidera, etc. El formulario mesopotámico, según R.C. Thopson, reunía 250 plantas, 120 sustancias minerales y 180 remedios de origen animal (algunos de ellos todavía sin identificar). Muchos de estos productos también conocidos en Egipto, fueron más tarde recuperados, especialmente por los árabes.
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2017年09月23日
Miss Chen
Plantas para la bronquitis, neumonía y enfisema pulmonar La bronquitis es la inflamación aguda o crónica de la membrana mucosa de los bronquios. Puede tener un origen infeccioso, que es lo habitual, y cursar con fiebre, tos y dolor al expectorar, y dificultades para respirar normalmente. La inflamación puede ser de la parte superior de los bronquios, de donde parte la tráquea, y en ese caso estaríamos hablando de una traqueitis. Por su parte, la neumonía es una inflamación de los tejidos pulmonares, normalmente de origen infeccioso debido a un neumococo. Finalmente, el enfisema pulmonar es una dilatación excesiva de los alvéolos pulmonares, que tiende a mantenerse como consecuencia de brotes repetidos de bronquitis. El tratamiento fitoterápico de estas afecciones se basa en la aplicación de plantas con acción balsámica, pectoral, mucolítica, expectorante y antibiótica. La administración se realiza en forma de infusión, decocción, inhalaciones, jugo o directamente en crudo. Amapola Sedante, antitúsico en caso de tos irritante. Capuchina Fluidificante, descongestionante, calmante de la tos. Enebro Expectorante, antiséptico. Eucalipto Antiséptico, balsámico, regenerador de la mucosa bronquial. Hisopo Mucolítico, expectorante, antiséptico. Llantén Fluidificante, antiinflamatorio. Malva Expectorante, antitúsico. Marrubio Fluidificante, antitúsico, antiinflamatorio. Rábano Mucolítico, antibiótico, expectorante. tilo Emoliente, sedante, antiespasmódico. Violeta Descongestionante, antitúsico, emoliente. Zanahoria Previene fortaleciendo las mucosas y aumentando las defensas. Otras plantas compatibles: Ajo, Algodón, Berro, Cebolla, Drosera, Regaliz, Tusílago. Plantas para la tos y tosferina La tos es una acción refleja o defensiva del organismo, con objeto de conseguir expulsar las mucosidades bronquiales o traqueales. En ocasiones la tos es seca (generalmente de origen infeccioso), por lo que no existe el beneficio de la expectoración, es decir, el de arrancar y expulsar las mucosidades. Por su parte, la tosferina es una enfermedad causada por el Bacillus pertussis, que provoca tos espasmódica y es de curación lenta. Las plantas medicinales pueden ejercer una acción muy eficaz en estos casos; suelen actuar por varias vías: mediante una acción antitúsica (calmando la tos), antiespasmódica (relajando la musculatura bronquial), mucolítica (ablandando y favoreciendo la expulsión de las mucosidades), y sedante (calmando el sistema nervioso). Básicamente se administran internamente, en forma de infusión, decocción o jugo. Eucalipto Antiséptico, balsámico, regenera las células de las mucosas dañadas. Malva Expectorante, antitúsico. Orégano Expectorante, antitúsico. Serpol Calmante de la tos; útil en niños. tilo Emoliente, antiespasmódico. Tomillo Antiséptico, antitúsico, expectorante. Verónica Antitúsico, emoliente de garganta. Otras plantas compatibles: Culantrillo, Drosera, Tusílago. Plantas para el asma El asma es una enfermedad que se manifiesta por un acceso o dificultad respiratoria brusca e intermitente, debida a la contracción espasmódica de los bronquios, acompañada de silbidos en la respiración, tos y sensación de encogimiento o constricción de los pulmones. Puede ser de naturaleza infecciosa o alérgica. Para este caso se recurre a plantas de acción antiespasmódica (que relajan los tejidos bronquiales, y por tanto los espasmos), broncodilatadoras (que abren o dilatan los bronquios permitiendo un caudal de aire que limite la sensación de constricción), y expectorantes (que facilitan la expulsión de las secreciones respiratorias). Todas estas plantas se administran también como preventivo contra el asma, con objeto de evitar nuevos brotes. Gordolobo Antiespasmódico, antitúsico. Malva Expectorante, antitúsico. tilo Antiespasmódico, emoliente, sedante. Valeriana Antiespasmódico, sedante. Verónica Antitúsico, preventivo de las crisis asmática. Otras plantas compatibles: Ajo, Cebolla, Helenio, Plantas para la moptisis La hemoptisis es la expectoración de sangre procedente de las vías respiratorias. Esta afección debe ser siempre objeto de consulta médica, ya que puede ser sintomática de tuberculosis pulmonar u otra enfermedad de naturaleza tumoral. Complementariamente con el tratamiento médico que corresponda, se pueden utilizar plantas con acción fundamentalmente hemostática, con objeto de frenar las hemorragias. Ortiga mayor Hemostático, vasoconstrictor. Vincapervinca Hemostático, astringente, complemento de tratamientos antituberculosos. Otras plantas compatibles: Centinodia, Cincoenrama, Ruda.
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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
Plantas para la amigdalitis y faringitis La amigdalitis, más conocida popularmente como anginas, es la inflamación de las amígdalas, y suele ser de naturaleza infecciosa. Por su parte, la faringitis es una inflamación que afecta a la mucosa de la garganta o faringe. Para estos casos se recurre a plantas con acción antiinflamatoria, antiséptica y emoliente. También se utilizan plantas con efectos antibióticos y que ayudan o estimulan las defensas del organismo; esto es especialmente útil en infecciones faríngeas infantiles. Suelen aplicarse en forma de gargarismos o enjuagues bucales. Agrimonia Antiinflamatorio, alivia la irritación de garganta. Capuchina Antibiótico y antibacteriológico natural. Tomillo Antiséptico, estimulante de las defensas del organismo. Verbena Emoliente, antiinflamatorio. Otras plantas compatibles: Limonero, Nogal, Roble. Plantas para la laringitis La laringitis es la inflamación de la mucosa que recubre la laringe. Suele provocar dolor, tos y afonía. Puede tener origen vírico y en algunos casos graves concluyen con una pérdida temporal pero completa de la voz, e incluso dificultades para respirar al producirse un espasmo de las cuerdas vocales que obstruyen el paso del aire. Habitualmente la inflamación remite después de unos días, pero puede acelerarse ese proceso mediante la aplicación de plantas con acción emoliente, antiinflamatoria, antiespasmódica y expectorante. Se suelen aplicar en forma de infusión, gargarismos o inhalaciones. Agrimonia Antiinflamatorio, alivia la irritación de garganta. Gordolobo Expectorante, alivia la tos. Llantén Emoliente y astringente a la vez, alivia la irritación de garganta. Marrubio Fluidificante, desinfectante de las secreciones mucosas. Orégano Expectorante, sedante, calma la tos. Rábano Antibiótico, ablanda la mucosas. Verbena Emoliente, antiinflamatorio. Otras plantas compatibles: Culantrillo, Drosera, Erísimo, Regaliz, Tusílago. Plantas para la irritación de garganta La irritación de garganta puede tener diferentes orígenes: infecciosos, irritativos por agentes externos como el humo del tabaco, afecciones de las mucosas que recubren la garganta, etc. Suelen manifestarse con escozor o picor, mucosidad, tos generalmente seca, y dolor o molestias al tragar. Para estos casos se recurre a plantas con acción emoliente, antiinflamatoria, béquica y expectorante. Se aplican en forma de infusión o gargarismos. Agrimonia Antiinflamatorio, alivia la irritación de garganta. Llantén Emoliente y astringente a la vez, alivia la irritación de garganta. Orégano Expectorante, sedante, antitúsico. Pulmonaria Astringente, expectorante, antiinflamatorio. Violeta Emoliente, suavizante de garganta, béquico, calmante de la tos. Otras plantas compatibles: Culantrillo, Drosera, Erísimo, Roble, Tusílago. Plantas para la sinusitis La sinusitis es la inflamación de los senos paranasales. Éstos consisten en unas pequeñas cavidades de los huesos frontales de la cara, que se comunican con las fosas nasales. Estos senos o cavidades (poseemos ocho) están recubiertos por una mucosa, la cual puede inflamarse por causas virales o bacteriológicas, y producir dolores de cabeza en diferentes partes de la misma, dependiendo de los senos infectados. Para el tratamiento fitoterápico de la sinusitis se recurre a plantas con acción antibiótica, antiséptica, antiinflamatoria, y también aquellas otras que ayudan a fortalecer las defensas y regenerar las mucosas. Se suelen aplicar en forma de inhalaciones, compresas, infusión o jugo. Capuchina Antibiótico y antibacteriológico natural. Rábano Antibiótico, ablanda la mucosas. Rosal Astringente, antiséptico, antiinflamatorio. Verbena Emoliente, antiinflamatorio. Zanahoria El caroteno que contiene (provitamina A) aumenta las defensas y fortalece las mucosas. Plantas para la rinitis La rinitis es la inflamación de la mucosa que recubre el interior de la nariz. Suele estar asociada al resfriado común, pero también se relaciona con alergias nasales, irritación al respirar determinados productos, uso de algunos medicamentos, etc. Se caracteriza por una secreción nasal acompañada de congestión y dificultades para respirar a través de la nariz. Las rinitis alérgicas necesitan generalmente la ingestión de antihistamínicos. En fitoterapia se recurre a plantas descongestionantes, antiinflamatorias, astringentes, antisépticas y antibióticas. Se aplican en forma de infusión, inhalación y lavados o irrigaciones nasales. Capuchina Antibiótico y antibacteriológico natural, limpia las mucosas. Eufrasia Antiséptico, antiinflamatorio, astringente, descongestionante. Pino Antiséptico, balsámico, emoliente muy potente. Otras plantas compatibles: Asaro. Plantas para la epíxtasis La epíxtasis es una hemorragia que se produce en las fosas nasales. Surge habitualmente por la rotura de alguna vena capilar, pero también puede ser por efecto de la alta tensión en la sangre (hipertensión). Las hemorragias se aplacan recurriendo a plantas hemostáticas, vasoconstrictoras, astringentes y tónicos vasculares. Si la causa de la hemorragia se encuentra en la hipertensión, también son útiles las plantas hipotensoras, con objeto de atajar el problema en su origen. Se aplican en forma de taponamientos o irrigaciones nasales. Bolsa de pastor Hemostático, hipotensor, aumenta la resistencia de los vasos capilares. Endrino Astringente Equiseto mayor Hemostático Milenrama Hemostático, cicatrizante. Ortiga mayor Hemostático, vasoconstrictor. Otras plantas compatibles: Roble, Vid. Plantas para la afonía La afonía es la pérdida o disminución de la voz. Está causada generalmente por la inflamación de la laringe o cuerdas vocales, y puede tener un origen infeccioso. Ocasionalmente también puede deberse a causas tumorales o nerviosas. Estas afecciones, o las mucosidades que se forman por tal causa, también pueden provocar ronquera o cambios en el tono normal de la voz. En fitoterapia se recurre a plantas con acción antiinflamatoria, emolientes y expectorantes, tanto por vía interna como externa en gargarismos. Pulmonaria Astringente, expectorante, antiinflamatorio. Rosal Astringente, antiséptico, antiinflamatorio. Violeta Emoliente, suavizante de garganta, béquico, calmante de la tos. Otras plantas compatibles: Erísimo, Regaliz.
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Miss Chen
2017年09月23日
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Plantas para la estomatitis y llagas de la boca La estomatitis es la inflamación de la mucosa que recubre toda la cavidad bucal. Puede deberse a varias causas y es preciso determinarlas previamente por un médico estomatólogo. Sin embargo, la aplicación de plantas con efectos astringentes (que secan las mucosas), antisépticas y antiinflamatorias, pueden contribuir eficazmente a su curación. Las llagas bucales son unas pequeñas úlceras que cursan con dolor acentuado, y también pueden ser debidas a causas diversas, desde una carencia de vitaminas del complejo B, alguna enfermedad de origen vírico, o simplemente una alergia a algún alimento. Estas llagas suelen curar por sí solas después de un tiempo, generalmente unos pocos días, no obstante, dadas las dolorosas molestias que ocasionan, se puede acelerar su curación utilizando plantas con efectos astringentes, cicatrizantes y antisépticas. Todas estas plantas se suelen aplicar en forma de gargarismos o enjuagues bucales. Agrimonia Astringente, antiinflamatorio Alholva Antiinflamatorio, cicatrizante. Bistorta Astringente, antiinflamatorio. Eufrasia Analgésico suave de las mucosas, cicatrizante. Hierba de San Roberto Astringente, antiinflamatorio, antiséptico. Llantén Astringente, cicatrizante. Rosal Astringente, antiinflamatorio, cicatrizante. Serpol Antiséptico. Salvia Astringente, antiséptico. Saúco Antiinflamatorio. Tomillo Antiséptico. Violeta Antiinflamatorio, cicatrizante. Zarza Astringente, antiinflamatorio, hemostático. Otras plantas compatibles: Aliso, Arrayán, Cariofilada, Cincoenrama, Consuelda mayor, Frambueso, Fresal, Nogal, Regaliz, Roble, Tormentilla. Plantas para la halitosis y mal sabor de boca La halitosis es un mal aliento cuyo origen no se encuentra en la cavidad bucal. El mal sabor de boca también puede asociarse con la halitosis o tener otras causas. En general, suelen ser consecuencia de alguna disfunción de la vesícula biliar, o también por efecto de fermentaciones intestinales. Para estos casos se recurre a plantas colagogas (que facilitan la evacuación biliar), carminativas (que eliminan o reducen los gases intestinales), depurativas (que eliminan la toxicidad que producen las fermentaciones o putrefacciones intestinales, y digestivas (que facilitan la digestión de los alimentos). Fumaria Depurativo, combate la intoxicación producida por las putrefacciones intestinales. Milenrama Digestivo, reduce las fermentaciones intestinales. Angélica Digestivo, carminativo, elimina las fermentaciones intestinales. Otras plantas compatibles: Boldo. Plantas para las grietas del labio Las grietas del labio cursan con dolor y suelen estar causadas por el frío o la sequedad. Sin embargo las llagas que se producen en la comisura del labio (las llamadas boqueras), están generalmente asociadas a falta de determinados minerales, como el hierro. Para estos casos se puede acelerar la curación recurriendo a plantas emolientes (que son suavizantes) y cicatrizantes. Se aplican normalmente mediante compresas o cataplasmas. Eufrasia Analgésico suave de las mucosas, cicatrizante. Parietaria Emoliente, antiinflamatorio. Otras plantas compatibles: Cacao, Cinoglosa. Plantas para los dolores de muelas y erupción dentaria Una vez determinadas por un médico las causas que producen el dolor de muelas, se pueden utilizar plantas medicinales de efecto analgésico local para mitigar el dolor. En comparación con los efectos indeseables que producen los analgésicos de síntesis para administración interna, las plantas aportan beneficios incontestables; la acción suele ser más suave que aquéllos, pero a cambio ofrecen una respuesta más duradera y segura. Por su parte, la erupción dentaria en los niños y lactantes cursan con una pequeña inflamación y dolor. Para este caso se pueden utilizar algunas plantas calmantes del dolor, y que ablanden los tejidos para facilitar la salida de los dientes. Malvavisco Ablanda las encías y facilita la dentición en los niños. Azafrán Analgésico de la dentición Amapola Emoliente y sedante Otras plantas compatibles: Adormidera, Cariofilada, Clavero. Plantas para la gingivitis, parodontosis y piorrea Tanto la gingivitis como la parodontosis y la piorrea, son afecciones que pueden cursar por sí solas, o relacionarse entre sí (una puede ser causa de la otra). La piorrea es una supuración de las encías (derrame de pus), y puede ser causa de gingivitis, o sea, una inflamación de las propias encías. A su vez, la piorrea puede terminar en parodontosis, es decir, una alteración en la sujeción de los dientes al hueso que culminan con su caída. Todas estas afecciones requieren siempre de un tratamiento odontológico, no obstante, se pueden utilizar plantas medicinales de forma complementaria para la higiene bucal, mediante plantas astringentes, antisépticas, antiinflamatorias y cicatrizantes, entre otras. Bistorta Astringente, antiiflamatorio, fortalece las encías débiles y sangrantes. Otras plantas compatibles: Álamo negro, Cariofilada, Cincoenrama, Haya, Lentisco, Roble.
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Miss Chen
2017年09月23日
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Plantas para la conjuntivitis y blefaritis La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva, una membrana que tapiza la parte anterior del globo ocular. Se caracteriza por un enrojecimiento, secreción y dilatación de los vasos. Esta afección suele estar provocada por virus o bacterias, y se agrava cuando se expone la vista a polvo, humos o luz intensa. Por su parte, la blefaritis es una inflamación aguda o crónica de los párpados. Los tratamientos fitoterápicos para estas afecciones consisten en la aplicación de plantas con acción emoliente, antiinflamatoria y antiséptica. Se administran en forma de lavados oculares, compresas o cataplasmas; algunas, como la zanahoria, se toma cruda o en jugo. Aciano Antiinflamatorio Eufrasia Antiinflamatorio, antiséptico. Hierba de San Roberto Astringente de la mucosa conjuntival. Hinojo Antiinflamatorio. Llantén Antiinflamatorio, emoliente. Manzanilla Emoliente, antiséptico, cicatrizante. Meliloto Emoliente y emoliente. Rosal Antiinflamatorio, desinfectante, alivio del picor. Saúco Antiséptico, emoliente. Violeta Emoliente. Zanahoria Hidratante, fortalecedor de las mucosas oculares. Otras plantas compatibles: Cariofiliada, Hamamelis, Olmo, Roble, Té, Verdolaga, Vid. Plantas para la queratitis La queratitis es una inflamación de la córnea transparente, con o sin ulceración. Si la afección es grave puede causar la opacidad de la córnea y dificultar la visión. Requiere siempre tratamiento médico especializado. En fitoterapia se recurre fundamentalmente a plantas con acción antiséptica y antiinflamatoria. Manzanilla Antiséptico, emoliente, cicatrizante. Zanahoria Aporta vitamina A (carotenos), que fortalece los tejidos córneos. Otras plantas compatibles: Olmo, Vid. Plantas par los orzuelos El orzuelo es una infección estafilocócica de alguna de las glándulas de los párpados, la cual ocasiona una inflamación aguda en forma de forúnculo en el borde del párpado. En fitoterapia se recurre a plantas de acción fundamentalmente antiinflamatoria. Se aplican en forma de lavados y compresas sobre los ojos, con objeto de conseguir la maduración del orzuelo para que se abra. Aciano Antiinflamatorio. Eufrasia Antiinflamatorio, antiséptico. Otras plantas compatibles: Roble, Vid. Plantas para la disminución de visión Los tratamientos fitoterápicos para la disminución de visión se basan en la protección de los vasos capilares de la retina. Para ello se utilizan plantas con aportan determinadas vitaminas y que mejoran el riego sanguíneo del ojo. Zanahoria Mejora la agudeza visual en general, y la nocturna en particular. Otras plantas compatibles: Arándano.
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